En muchas ocasiones hemos
oído hablar de la disfunción sexual masculina y aunque continua siendo un tabú
nos parece insólito hablar de disfunción sexual femenina. Es un motivo poco
frecuente de consulta pero que afecta enormemente la vida en pareja y se
diagnostica al cumplir los siguientes criterios
TRASTORNO
DEL INTERÉS/EXCITACIÓN SEXUAL FEMENINO
A.
Ausencia o reducción significativa del interés/excitación sexual femenina, que
se manifiesta por lo menos por una de las tres siguientes:
1.
Interés ausente o reducido en la actividad sexual.
2.
Fantasías o pensamientos sexuales o eróticos ausentes o reducidos.
3. Inicio
reducido o ausente de la actividad sexual y habitualmente no receptiva a los
intentos de la pareja por iniciarla.
4. Excitación
o placer sexual ausente o reducido durante la actividad sexual en casi todas o
todas las ocasiones (aprox 75%–100%) de la actividad sexual en pareja.
5.
Excitación o placer sexual ausente o reducido en respuesta a cualquier
invitación sexual o erótica, interna o externa
6.
Sensaciones genitales o no genitales ausentes o reducidas durante la actividad
sexual en casi todas o todas las ocasiones
(aprox 75%–100%)
de la actividad sexual en pareja (en situaciones y contextos concretos o, si es
generalizada, en todos los contextos).
B. Los
síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como mínimo.
C. Los
síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en el
individuo.
D. La
disfunción sexual no se explica mejor por otros factores
El estudio de la sexualidad
femenina es tan fascinante como complejo, ya que la misma integra en un todo,
lo físico, corporal, emocional y afectivo. Se conjugan aspectos biológicos,
entre los cuales se incluye la respuesta genital, el ciclo hormonal y la procreación,
con factores psicológicos sean estos anímicos, emocionales, afectivos, a los
cuales se suma el tema socio-cultural, que son las ideas, la educación sexual y
actitudes regidas por valores morales que moldean la conducta sexual.
La mujer es altamente
dependiente de sus ciclos hormonales que le provocan alteraciones en el ánimo y
la vivencia de ser muy cambiante e impredecible, incluso para ella misma. En
cuanto a la vivencia de la relación sexual coital, la mujer se estimula poco
visualmente a diferencia del hombre y predominantemente en forma auditiva y
kinestésica; ella se excita muy lentamente y en un marco de cariño, delicadeza,
suavidad, caricias y palabras cariñosas. Si bien existen zonas erógenas cuya
estimulación provoca altas dosis de placer, el apuro, la exigencia masculina de
una penetración rápida sin preparación previa, provoca insatisfacción,
frigidez, anorgasmia y hace que ella evite el contacto sexual.
Es por ello que no se debe
tener miedo a comunicarse con la pareja y hacer expresar inconformidades para
mejorar y entenderse mejor en la vida sexual El tratamiento depende en gran
medida de la etiología, e implica modificaciones educativas y conductuales,
psicoterapia y, ocasionalmente, farmacoterapia. Es ideal un abordaje
multidisciplinario para contemplar todos los aspectos causales. La colaboración
de la pareja es fundamental ya que posibilita un mejor resultado terapéutico.
Si el hombre es el diablo ustedes son la tentación, esto no lo digo solo por ser un dicho frecuente y relacionado con el tema de la sexualidad, si no por el trasfondo de espacio que tiene; diciendo que el diablo es una persona y la tentación todo un complejo es mucho mas grande que el diablo. En este sentido es muy cierto, ustedes mujeres son una cosa loca que sólo ha llevado a nosotros los hombres a rendirnos y pensar "a las mujeres no hay que comprenderlas, hay que amarlas!" siguiendo esta linea, es MUY importante que las mujeres nos entiendan y tengan paciencia, que la comunicación es esencial y no se puede asumir que siempre sabemos que es o que les pasa por la mente
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