El
insomnio es una entidad frecuente cuya forma crónica puede tener un origen
primario o ser secundaria a otra comorbilidad. Las consecuencias del insomnio
sobre el rendimiento cotidiano de los pacientes pueden ser significativas y
duraderas. Este déficit cotidiano puede evaluarse según la calidad de vida
asociada con la salud y otros parámetros funcionales. De acuerdo con lo
antedicho, resulta necesario contar con estrategias terapéuticas farmacológicas
que permitan mejorar las características del sueño.
La
eszopiclona es el S-enantiómero activo de la zopiclona racémica y, a diferencia
del R-enantiómero, presenta una actividad sedativa significativamente mayor. El
mecanismo de acción preciso es desconocido. La droga actúa en dominios cercanos
o asociados de manera alostérica a los sitios benzodiazepínicos de los receptores
para el ácido gamma aminobutírico tipo A (GABA-A). Su afinidad de unión al
receptor es aproximadamente 50 veces superior a la afinidad de unión de la
R-zopiclona y del doble si se la compara con la zopiclona racémica.
La
eficacia del tratamiento con una dosis nocturna de 1 a 3 mg de eszopiclona y en la mayoría de estudios patrocinados por casas farmacéuticas reportan cero dependencia y tolerancia a los 6 meses. No hay estudios más allá de ese periodo de tiempo. Además se encuentran en la literatura varios casos reportados e incluso tuvimos que ver una paciente en la unidad de cuidados especiales Betania afectada por esta adicción, llegó a ingerir incluso 10 pastillas en la noche para lograr conciliar el sueño por máximo 2 a 3 horas.
Como ocurre con otros hipnóticos, la Eszopiclona puede
producir efectos aditivos, depresores del sistema nervioso central, al
administrarse concomitantemente con otros psicotrópicos, anticonvulsivantes,
antihistamínicos, alcohol y otros fármacos que deprimen el sistema nervioso
central. No debe administrarse en concomitancia con alcohol.
La eszopiclona al ser un
agente similar a las benzodiacepinas puede causar dependencia física y
psicológica. El riesgo de drogadicción y farmacodependencia aumenta con la
dosis y la duración del tratamiento, así como con el uso concomitante de otros
fármacos psicoactivos. El riesgo también es mayor para los pacientes con
antecedentes de alcoholismo, drogadicción o trastornos psiquiátricos.
Puede observarse una cierta disminución de la eficacia hipnótica de las benzodiacepinas y otros agentes similares, con el uso repetidos de estos medicamentos durante unas pocas semanas. Se desaconseja su uso por
períodos de tiempo prolongado. El problema del uso de psicofármacos es que, por
lo general, se prescriben momentáneamente para “solucionar” el trastorno de
sueño, pero terminan siendo usados por largos períodos y con mucha dificultad
para retirarlos. Pueden llevar a severos trastornos del ciclo sueño vigilia,
alteración del estado de conciencia y déficit cognitivos similares a los de una
demencia.
En vez de tratar de solucionar todo
con una pastilla mágica a través de pequeños cambios de conductas que promuevan
un buen descanso, sostenidos en el tiempo, pueden hacer que el dormir tenga la
función reparadora y necesaria para vivir mejor.
PD:
Les dejo un caso muy interesante de desintoxicación por este fármaco a través de
una historia biopsicosocial https://prezi.com/nz_3mhrmtcnq/caso-clinico-desintoxicacion/
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